LOS ADULTOS COMO MENTORES DE LOS ADOLESCENTES Y JÓVENES





            Una de mis grandes pasiones es la lectura de mitología griega. Por años me he dedicado a aprender, disfrutar y enseñar la literatura griega de los grandes héroes como Ulises, Aquiles, Héctor, como también sobre los dioses que ayudaban o no, a los valientes hombres de aquellas épocas.



            La palabra Mentor tiene origen en un personaje de la Odisea. En este poema magistral de Homero se relata el regreso de Ulises a sus tierras para reencontrarse con su amada (y bella) esposa y con su hijo Telémaco a quien no vio crecer. Es exactamente aquí donde hace su aparición un personaje que se llama Mentor. Era un anciano sin mucha importancia en el relato y realmente inútil. Sin embargo, Atenea, diosa preferida de Zeus y con una capacidad de acompañamiento hacia los seres humanos increíble, decide personificar a este anciano (es decir, tomar la forma de Mentor) y guiar a Telémaco en la búsqueda de su padre Ulises.

            No sé si la comparación es válida o no, pero Atenea es quien acompaña, cuida y aconseja a Telémaco para que llegue al reencuentro con su padre, como un compañero en el camino que puede orientarnos y guiarnos al reencuentro con la figura paterna. Atenea se pone en la piel de Mentor, y le da origen a un concepto revolucionario: el mentoreo.

            El mentoreo es una de las funciones más abandonadas de la actualidad. Sin embargo, los adultos podemos revalorizar este rol y darle vida a través de un acompañamiento vivencial. En nuestra sociedad podemos ver que cada día los niños y adolescentes buscan a alguna persona que pueda guiarlos, orientarlos y aconsejarlos en diferentes temáticas. Cada vez más, el estilo de la sociedad posmoderna nos empuja o alienta a ser personas aisladas emocional, afectiva y espiritualmente. Pocas son las personas que están interesadas realmente por lo que le pasa al otro. Nos hemos abandonado unos a otros y esto ha producido una epidemia de solitarios. Sin embargo, no todo está perdido.

            Los adultos están comenzando a ver la importancia de acompañar a sus adolescentes y jóvenes, escucharlos, aceptarlos empáticamente y caminar con ellos en el camino de la vida. Algunos de ellos, a diferencia de lo que afirman las estadísticas o la literatura, han decidido abandonar la comodidad y firmes, se han propuesto no repetir la historia de abandono sistemático que, quizás, han vivido ellos mismos y como decía un sacerdote, ellos son sanadores heridos, personas que siendo conscientes de su dolor y de sus heridas, acompañan al otro en su dolor y sanidad.

            Nuestra función como adultos es, entonces, ser compañeros en el camino del adolescente. Es importante entender que no se trata de nosotros solamente, sino más bien de ellos. Vivimos en una cultura predominantemente hedonista, donde el placer se eleva como el valor que debemos alimentar cada día. El adulto cercano sabe que sus fuerzas, recursos y tiempo estarán al servicio de edificar, en el proceso, un vínculo saludable con sus adolescentes.

Existen algunas analogías que pueden ayudarnos a comprendernos como mentores. Estas imágenes no son perfectas, cada una de ella tiene sus características positivas como también negativas:

EL MENTOR COMO TUTOR:
Posibles características positivas:
-   Es un referente o modelo ya que muestra coherencia y credibilidad en sus acciones. 
-   Es alguien cercano. 
-   Acompaña, sostiene y orienta al adolescente. 
-  Entiende y respeta los procesos del desarrollo del joven y del adolescente. 
Posibles características negativas:
-      Elevarse como juez o modelo de moralidad. 
-      Abusar de la cercanía del adolescente. 
-     Imponer un modelo homogéneo de ser humano. 
-     Convertirse en una persona incapaz de aprender de otros. 


EL MENTOR COMO CONSTRUCTOR:
Posibles características positivas:
-          Es puente entre los adolescentes. 
-          Tiene capacidad de comunicarse asertivamente. 
-          Busca herramientas para potenciar a los demás. 
-          Puede ver a los adolescentes como proyectos en proceso. 
Posibles características negativas:
-          Enfocarse continuamente en los demás y olvidarse de sí mismo. 
-          Sobre-involucrarse. 
-          Terminar agotado. 
-         Tener resentimiento porque nadie se ocupa de él y tampoco valoran su labor.  


EL MENTOR COMO MEDIADOR:
Posibles características positivas:
-          Tiene pautas claras de conducta y las transmite. 
-          Tiene la capacidad de resolver conflictos. .
-          Respeta la comunicación, es decir, sabe escuchar. 
-          Está al tanto de cuáles son sus límites como adulto. 
Posibles características negativas:
-          Sobrevalorar su función y atentar contra la autonomía del joven. 
-          Querer resolver todos los problemas. 
-          Abusar de su autoridad. 
-          Agotamiento por sobre-exposición en los conflictos. 


EL MENTOR COMO DEMANDADO:
Posibles características positivas:
-          Tiene información de los temas emergentes. 
-          Es una persona que se involucra y está dispuesta a trabajar para el bien de todos. 
-          Escucha a los adolescentes y conoce sus necesidades. 
-          Es flexible y creativo. 
Posibles características negativas:
-          Le es difícil trabajar profundamente sobre las problemáticas de sus adolescentes. 
-          No saber/poder decir no
-          Está atento solo a la demanda de los demás y no a las suyas propias. 
-         Puede agotarse fácilmente por tratar de satisfacer a todos.  


EL MENTOR COMO BOMBERO:
Posibles características positivas:
-          Se involucra en las situaciones problemáticas. 
-          Se arriesga para ayudar. 
-          Tiene equilibrio para soportar el vértigo familiar o institucional. 
-          Tiene capacidad de conducción del grupo. 
Posibles características negativas:
-          Tiende a resolver los problemas sin profundizar en las causas. 
-          Soledad.
-          Falta de herramientas para enfrentar los inconvenientes. 
-    Descuidar los fuegos que se dan en otros contextos relacionales (trabajo, amigos, etc.). 


EL MENTOR COMO FARO:
Posibles características positivas:
-          Tiene la capacidad de orientar al adolescentes en diferentes aspectos. 
-          Tiene un fuerte compromiso hacia el cuidado del otro. 
-          Son requeridos por su confianza en el trato y su acompañamiento en el proceso. 
-          Es un adulto seguro y responsable que respeta al niño y al adolescente.
Posibles características negativas:
-          Atribuirse un rol mesiánico. 
-          Enceguecer en vez de guiar. 
-          Cerrar el paso a la creatividad individual. 
-          Sobrevalorar su subjetividad e imponerla. 

Podemos cerrar este artículo haciéndonos una serie de preguntas:
·          ¿Con cuál de las analogías de mentor te sientes identificado?
·          ¿Con cuál de estas imágenes te identifican tus amigos?
·          ¿Con cuál de estas imágenes te identifica tus adolescentes?
·          ¿Existen diferencias entre como te perciben ellos y cómo te percibes a ti mismo/a?
         



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