#SeValeSerHumano - Entrevista






LCC: Para quienes aún no te conocen bien, ¿quién es Gabriel Salcedo y a qué se dedica?
GS: La respuesta a la primera parte de la pregunta te la voy a deber. Algunas veces no sé quién soy y otras, un poco. En cuanto a lo que hago, me dedico a varias cosas. En primer lugar, brindo conferencias en el marco de proyectos educativos en colegios y universidades como también en empresas que trabajan con la comunidad en el fortalecimiento de los vínculos interpersonales. También doy charlas en comunidades de fe tanto protestantes como católicas. En los momentos de introspección me dedico a leer y escribir, cosa que me encanta. Estudié Literatura, Latín, Teología y Ciencias para la Familia.
LCC: Cuando leí Se Vale Ser Humano, mi primer pensamiento fue: “Está bien, se vale… ¡pero no tanto!”. ¿Qué fue lo que te llevó a escribir un libro con una faceta tan vulnerable y trasparente como lo es este? Por allí alguien me ha dicho: “Esto es Gabriel desnudo“…






GS: Confieso que tengo crisis espirituales con bastante frecuencia. Cada una de ellas me abren un camino hacia un nuevo peregrinaje en mi fe. Como todo peregrino, uno hace camino al andar. Se Vale Ser Humano no es un libro de certezas, es un libro de dudas. No dudas sobre Dios, no. Sino sobre mí, sobre mi humanidad. Es un diario que expresa un reclamo: un encuentro postergado con las sombras de uno mismo. Se Vale Ser Humano es un grito desesperado de esa faceta oscura que forma parte de nosotros mismos.

LCC: ¿Cuánto demoraste en escribirlo? Porque, en cierta manera, es un diario con un montón de experiencias que bien podrías haber tenido en papel desde hace mucho tiempo… ¿Cómo fue el proceso?
GS: Este libro fue concebido hace unos cinco años, pero comencé a escribirlo hace uno. Cuando comienzo a concebir un libro es cuando comienzo a leer sobre los temas que me preocupan o que llenan mis espacios vacíos de reflexión. Autores como Brennan Manning, Eugene Peterson, Henri Nouwen, Anselm Grün, Dietrich Bonhoeffer, Jacques Lacan, entre otros, me acompañan en estos vacíos existenciales. También me aseguro de releer los evangelios, siempre son parte de mi proceso de escritura. Son el norte de lo que trato de expresar con un lenguaje que todos puedan entender. Luego, el proceso sigue con la recopilación de experiencias que vivo en mis viajes como también en mis encuentros imprevistos con amigos o conocidos. Por último, plasmo todo en cuadernos manuscritos. Soy vintage en ese aspecto todavía.
LCC: ¿Cuáles fueron las primeras respuestas sobre el libro hasta ahora a nivel general y que expectativas tienes respecto al mismo?
GS: Estoy sorprendido por las respuestas que he recibido. Muchas personas expresan que se sienten identificadas. Otras exclaman que por primera vez han leído un libro humano, que expresa una espiritualidad desde lo más oscuro de los seres humanos y que se proyecta hacia la luz de Jesús. Decenas me escriben por correo privado agradeciendo la honestidad de cada capítulo. Hace unos días un hombre de mediana edad se me acercó y me confesó que Se Vale Ser Humano le había salvado la vida. A partir del libro se me han acercado gente para contarme su humanidad y creo que, sin buscarlo, está provocando acercamientos espirituales más sinceros hacia Dios y hacia los demás.
LCC: ¿Por qué nos cuesta tanto ser nosotros mismos? Es como si estuviéramos tan acostumbrados a un comportamiento antinatural… ¿o acaso lo natural quizás sea vivir con máscaras como una especie de mecanismo de defensa para protegernos de bajar la guardia y que nos hagan daño?
GS: Desde que nacemos nos alejamos de nosotros mismos, de la vida que vinimos a vivir. Sin embargo, la vida misma nos produce crisis para que no nos olvidemos de ella. Los mecanismos de defensa que establecemos nos permiten tapar todo aquello que no es “políticamente correcto” pero que es parte de nuestra esencia. En algún momento va a reclamar salir. Algunos logran ocultarlo durante toda la vida con esfuerzos descomunales; otros, deciden abrirse y mostrar sus grietas, sus heridas. Algunos se mantienen con la idea de que están sanos; otros, entienden que no están del todo bien. Abrirse a la realidad de uno mismo es doloroso. Es como mostrarle la herida al médico. Lo que hará será limpiarla, desinfectarla, y eso duele. Pero luego viene la salud sobre esa herida. Mientras no se muestre, el médico no puede hacer nada. “He venido a los enfermos” solía decir Jesús.
 LCC: Si bien el circuito protestante / evangélico no es el único en el que te mueves, ¿eres consciente de que sin duda habrá muchos en él en desacuerdo con el contenido de este libro, y que esto podría cerrarte algunas puertas allí? ¿Qué piensas al respecto?
GS: La comunidad protestante es muy heterogénea, y celebro que así sea. Seguramente habrá personas en desacuerdo con este libro y lo veo como algo positivo. Si todos estuviesen de acuerdo me convertirían en un best seller y desaparecería como artista. Los artistas, sea cual sea su orientación, viven para decir lo que nadie se anima. Recuerdo a un Nobel de la Paz decir que, al recibir el premio, moría como autor. Porque todos estaban contentos con lo que escribía. La revolución del pensamiento había fallecido en ese escritor. Yo entiendo que estoy para escribir con la misión de alentar el pensamiento. Se Vale Ser Humano es como un despertador que nos avisa que la espiritualidad humana es incompleta si no incluye sus sombras, sus heridas y sus partes menos decorosas. Sé que hay comunidades de fe que han decidido no meterse en el barro de la humanidad y prefieren apostar hacia una espiritualidad que solo mira al cielo, yo creo que una espiritualidad completa mira al cielo, con los pies en la tierra.
LCC: En una de tus conferencias te he escuchado decir que crees en una iglesia en “duda”. Y en el capítulo “Ateo religioso” de Se Vale Ser Humano dices que el ateísmo es el contrapeso de la religión, y viceversa. Esto rompe bastante con el paradigma de “asimilación” que muchos de nosotros hemos aprehendido desde niños, donde la meta final era que todo el resto del mundo se convirtiera a nuestra religión. ¿Crees que es posible finalmente vivir en armonía en un mundo donde como cristianos respetemos (realmente) al que no cree o cree algo diferente de nosotros?
GS: El cristianismo ha tenido siempre pretensiones universales. Tanto como otras religiones que desean conquistar al mundo por medio de sus doctrinas y valores. Partiendo de esta premisa entiendo que de la única manera que se puede contrarrestar esta pretensión monárquica es por medio del ateísmo. Ahora bien, el ateísmo se convirtió en otra expresión cerrada del pensamiento y no permite el diálogo con los que creen, es una religión más. En ambos extremos se colocan, entonces, los que creen y los que no creen, religiosos todos. Pero yo creo que existe un grupo de personas de las cuales nos estamos olvidando: los que creen y que también dudan; esos son los agnósticos, los peregrinos de la fe. Los que no creen que todo sea tan certero, tan cuadrado, tan anticipatorio, tan duro. Son los que no pretenden convencer a nadie, sino dialogar. Son los que preguntan y generan preguntas. Son una conjugación de certezas y de dudas, son ateos religiosos. La religión no lleva al diálogo, sino al “cállate y escucha”, al “obedece sin preguntar”, al “no cuestiones”, al cerramiento hermético del pensamiento reflexivo. “El que piensa pierde”, decían los Les Luthiers, y sobre todo en el marco de la religión cristiana o atea. Se Vale Ser Humano es una invitación a que tanto los creyentes como los ateos se den la oportunidad de dudar.
LCC: Hay una frase del capítulo “Bajo la lluvia” que me encanta, casi al final dices que las tormentas no se van, se calman, ¿podrías ampliarnos un poco esta idea?
GS: Acompaño a personas en el proceso del duelo. Hace años que brindo un seminario sobre cómo caminar en medio del dolor, y en mi experiencia como profesional observo que el dolor no se va, sino que tiene la elasticidad de cambiar, de convertirse, de bajar su intensidad y de mutar de significado. Quisiera ilustrar esto con un ejemplo. Pensemos en unos padres que han perdido a su hijo en un accidente. El dolor que esto les ha provocado es la mismísima imagen del valor de lo que han perdido. Su hijo no va a ser olvidado, como tampoco el valor que tiene para ellos va a cambiar, lo que significa que su dolor seguramente se calme, no que se diluya. El dolor no es malo como algunos creen. El dolor es la forma natural de percibir lo que amamos. El dolor es un maestro que viene cada tanto a darnos una clase magistral sobre lo que realmente importa en la vida. Se Vale Ser Humano desafía a que el lector se encuentre con ese dolor, entienda la intensidad y el significado que ahora tiene y que pueda compartirlo con otros. En palabras de Viktor Frankl, “es una invitación a un dolor vinculado”. Porque solo de esa manera es transitable. Si estamos solos, ese dolor puede ser insoportable.
LCC: En “Apapachar” escribes que crecer espiritualmente es saber amar a este mundo con sus luces y sus sombras. Por eso temo al discurso de ser ‘diferente’: santo, limpio y apartado. Yo creo que nunca seré mejor que las personas de este mundo. De nuevo, parecerías intentar hackear uno de los programas que vienen preinstalados en muchos sectores del cristianismo. ¿Acaso no estamos llamados a ser la élite, la constante superación de la norma, lo mejor de lo mejor ¡señor!?

GS: Creo en una espiritualidad de “lavadores de pies con pies sucios”. Una espiritualidad donde los sanadores también están heridos, donde los humanos se conecten en sus flaquezas, en esas debilidades que solo Dios puede cambiar en fortalezas. En un mundo donde el consolado consuele, en donde no haya agendas ocultas detrás de la religión, donde todos nos veamos como una gran familia, heterogénea, cada uno incomparable, todos necesitados de sentido. La iglesia se ha posicionado en una pretensión que nada tiene que ver con la agenda de Jesús. Eduardo Galeano decía que “a diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder”. La iglesia hace caridad y no se pone en los zapatos del otro. Creo que Jesús supo cómo ponerse en los zapatos de la humanidad, pero antes tuvo que sacarse sus pretensiones de inmaculado, de santo o limpio. Se ensució para limpiarnos, se desvistió para vestirnos, se hizo la representación misma del pecado para borrar los nuestros. Una iglesia que no se encarna en la sociedad y que se mantiene pura y sin manchas, es una iglesia que no tiene nada que ver con Jesús. No es su cuerpo de ninguna manera.
LCC: Esta es larga. El capítulo “Monstruos” me dejó un sabor agridulce, hay muchas cosas allí que todos hemos dicho o pensado en algún momento de nuestras vidas, pero que no se sienten políticamente correctas para un cristiano; dices que se perdona a quien paga, que primero se debe hacer justicia y eso me llevará al perdón e incluso que el perdonar puede anestesiar nuestro sentido de justicia. Al terminar de leer, me dio la sensación de estar frente a uno de esos e-mails que uno escribe lleno de ira, pero al final decide no enviar, pero que tú no solo habías enviado, ¡sino totalmente en crudo y sin edición!GS: Creo en una espiritualidad de “lavadores de pies con pies sucios”. Una espiritualidad donde los sanadores también están heridos, donde los humanos se conecten en sus flaquezas, en esas debilidades que solo Dios puede cambiar en fortalezas. En un mundo donde el consolado consuele, en donde no haya agendas ocultas detrás de la religión, donde todos nos veamos como una gran familia, heterogénea, cada uno incomparable, todos necesitados de sentido. La iglesia se ha posicionado en una pretensión que nada tiene que ver con la agenda de Jesús. Eduardo Galeano decía que “a diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba-abajo, humilla a quien la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder”. La iglesia hace caridad y no se pone en los zapatos del otro. Creo que Jesús supo cómo ponerse en los zapatos de la humanidad, pero antes tuvo que sacarse sus pretensiones de inmaculado, de santo o limpio. Se ensució para limpiarnos, se desvistió para vestirnos, se hizo la representación misma del pecado para borrar los nuestros. Una iglesia que no se encarna en la sociedad y que se mantiene pura y sin manchas, es una iglesia que no tiene nada que ver con Jesús. No es su cuerpo de ninguna manera.
Con relación a esto entonces, quisiera hacerte dos preguntas:
a) ¿Qué pasa si esa justicia nunca llega? ¿Cómo hacemos para ser felices, para continuar adelante cuando no obtenemos justicia? y b) ¿crees que la justicia siempre debe ser punitiva? ¿Qué opinas de nuestros actuales sistemas carcelarios en Latinoamérica frente, por ejemplo, al de Noruega que podría encontrarse dentro de lo que muchos denominan como “justicia restaurativa”?
GS: a) Este capítulo ha sido el más comentado por mis lectores. En él me disgusto con el concepto incompleto que algunos sectores le han dado, donde se prioriza el perdonar, el olvidar, el dejar pasar y el hacer la vista gorda a las injusticias de las cuales somos víctimas. Es un capítulo de protesta a favor de las víctimas. La justicia es una de las cosas que Dios establece como prioridad para su pueblo. En Miqueas leemos que Dios pide solamente tres cosas al ser humano: hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu DiosLa justicia no es algo que llega, es algo que se produce, algo que tengo que alcanzar, que luchar para que sea tangible. La iglesia debería ser un espacio de “Liga de la Justicia”. El enfoque del cristiano debería estar en buscar que la justicia sea visible aquí y ahora. Entonces, al pensar en las víctimas de abusos, al pensar en los débiles y estigmatizados de esta tierra, la iglesia debería tomar una posición. Dios ama el perdón, pero eso no excluye que alguien pague. El cristianismo nace desde el momento que alguien paga. La justicia se logra por medio del pago, posteriormente viene el perdón.
b) Hace unos días visité el presidio de Ushuaia por tercera vez. Un lugar siniestro donde llegaban los condenados más difíciles de Latinoamérica. De allí nadie salía con vida. Los que quisieron escapar murieron congelados o fueron ejecutados. Las cárceles como sistema de justicia no funcionan, no respetan los derechos humanos y degeneran a los condenados. Pagar una condena debería ser por medio de la sustitución: trabajos en la comunidad, confiscación de bienes, permisos condicionales y obligatoriedad de cursar estudios u oficios. Entiendo que la sustitución es una forma de restituir o pagar a los damnificados del daño. Entiendo que no podemos cargar sobre los hombros de las víctimas mayor peso del que pueden llevar. Algunas comunidades desprotegen a las víctimas y justifican a los victimarios, eso es injusticia.
LCC: A esta altura de la entrevista en LCC solemos preguntar, ¿cómo vives tu espiritualidad y qué es lo te conecta con Dios? Pero Se Vale Ser Humano es prácticamente una respuesta a estas preguntas. Así que, ya que eres escritor, quisiera pedirte si te animas a contarnos lo que es Dios para ti, pero sin usar los clásicos términos bíblicos y cristianos como “todopoderoso”, “eterno”, etc. o las metáforas acostumbradas. Bien puede ser con un ejemplo, una breve historia, una anécdota o de otra manera. ¿Te animas?
GS: “Tengo la sensación de que Dios también está en el viaje con nosotros” decía Teresa de Ávila. Creo en un Dios compañero de viaje, que desea que transitemos esta vida disfrutando de todo lo que encontremos en el camino, y a medida que damos cada paso él nos va mostrando algunas cosas que pasos atrás nos parecían incomprensibles.
LCC: Una vez hablaste acerca de un club de lectores donde los adolescentes leen 105 libros al año, o sea, un promedio de 2 por semana… además de preguntarte si ese lugar es algún tipo de internado para chicos con superpoderes al estilo de la escuela de Charles Xavier… ¿Qué te encuentras leyendo por estos días? ¿Algunas títulos y recomendaciones para dejarle a los seguidores de LCC?
GS: ¡Jajajaja! Naaa, el Club es un espacio espontáneo de lectura donde los chicos van recomendando libros y ven booktubers que son sponsoreados por las editoriales de todo el mundo para hacer resúmenes y generar ventas. Además, se promueve la escritura y salen cosas geniales.
En estos días estoy leyendo Razones para seguir viviendo y la novela Los Humanos de Matt Haig, un autor inglés que se animó a ser humano y lo refleja en sus escritos. Razones para seguir viviendo cuenta su proceso terapéutico sin medicación en medio de una depresión profunda que lo llevó a querer suicidarse y Los Humanos es una novela divertida donde un extraterrestre viene a matar a toda una familia y termina enamorándose de ellos.
LCC: ¿Que se viene próximamente en el universo Salcedo?
GS: Hay varios proyectos por delante. Estaré dando seminarios sobre Se Vale Ser Humano en diferentes ciudades. Seguiré con mi seminario sobre el dolor y otro titulado Familogía que irá acompañado por un libro, sobre la convivencia e influencia familiar en la persona, que en unos días saldrá por editorial Tyndale en EE. UU.
Por último, anticipo que en septiembre saldrá Se Vale Ser Frágil que será parte de la colección que comenzó con Se Vale Ser Humano
LCC: Muchas gracias Gabriel por haberte tomado el tiempo para charlar con nosotros y conocerte un poco más. Del otro lado de los smartphones y laptops se encuentran personas de todo Latinoamérica y España que nos leen, ¿quisieras dejarles algún pensamiento final?
GS: Mi pensamiento final para los lectores es que disfruten de caminar como peregrinos, preguntando por lo que no conocen, observando aquello que no les sea familiar, apreciando nuevos paisajes, que conozcan gente diferente y que cada tanto, anoten en sus cuadernos una oración agradeciendo a Dios la hermosa diversidad que nos rodea, y sobre todas las cosas, que hemos sido creados de forma incomparable.
















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